martes, 20 de diciembre de 2011

En los pacientes con personalidad límite estarían muchas veces sobre la base de una relación traumática entre el cuidador primario y el bebé, una relación que dio lugar a un vínculo desorganizado

El apego desorganizado se liga con situaciones de maltrato infantil, negligencia y abuso sexual, por tanto es comprensible que se enraíce en un sí mismo desorganizado y que de lugar a trastornos de la personalidad. El sentido inestable del sí mismo, la impulsividad, la inestabilidad emocional y el riesgo de actuaciones suicidas en los pacientes con personalidad límite estarían muchas veces sobre la base de una relación traumática entre el cuidador primario y el bebé, una relación que dio lugar a un vínculo desorganizado (Fonagy, 2000b).


jueves, 13 de octubre de 2011

NIÑOS DESAPARECIDOS EN CORDOBA - Se intenta confirmar con exactitud, según fuentes policiales, si este hombre sufre trastorno bipolar o algún tipo de esquizofrenia, como apuntan algunos datos y que justificaría su aparente distanciamiento en una situación extrema como la que está viviendo: al menos en presencia policial no ha derramado ni una lágrima. Su frialdad ha llamado la atención de los agentes desde el momento en que denunció la desaparición.

Se intenta confirmar con exactitud, según fuentes policiales, si este hombre sufre trastorno bipolar o algún tipo de esquizofrenia, como apuntan algunos datos y que justificaría su aparente distanciamiento en una situación extrema como la que está viviendo: al menos en presencia policial no ha derramado ni una lágrima. Su frialdad ha llamado la atención de los agentes desde el momento en que denunció la desaparición.
Su mujer Ruth Ortiz, la madre de los pequeños, de la que se separó hace menos de un mes relató en su denuncia ante la Policía de Huelva en la madrugada del sábado al domingo las vejaciones sufridas por parte de él. Eso sí se refirió a algunos episodios que se remontan a más de dos años atrás y en los que no salieron a relucir los niños.
Los testimonios recabados apuntan a que José Bretón era el encargado de cuidar de los pequeños buena parte del tiempo, sobre todo desde que se quedó en paro hace unos cinco meses. «No dejaba que nadie se acercara a los críos. Era muy estricto, sobreprotector», explicaron algunos allegados a los agentes. Ruth Ortiz contó a los policías que él le había dicho que si no aceptaba la custodia compartida nunca volvería a ver a los pequeños, una «amenaza» que los investigadores tienen muy en cuenta.

miércoles, 27 de julio de 2011

LA CAMPAÑA DE DIFAMACIÓN DE UN TLP (trastono limite de personalidad)


Uno de los comportamientos clásicos de una persona que sufre de trastorno límite de la personalidad es la campaña de difamación.  
El objetivo es la persona contra la cual el autor lleva a cabo el límite de la difamación. 
La intención es destruir la reputación del objetivo y por lo tanto destruir las relaciones de su víctima con la familia y amigos, empleados, compañeros de trabajo, médicos, maestros, terapeutas, y otros.  
La intención puede ser incluso de ponerlo en la cárcel mediante denuncias y acusaciones falsas. Se utilizará, básicamente, todos los medios a su alcance para causar daño a su objetivo, incluida la denigración, interminables comentarios despectivos, fabricación, falsas acusaciones, e incluso enseñar a otros (incluyendo a sus hijos!) a mentir en su nombre como parte de su campaña de difamación.

Las personas sin TLP pueden practicar las campañas de difamación, también, pero a menudo están vinculadas con el TLP o trastornos de personalidad similares, trastorno de personalidad narcisista especial.

Es importante señalar que no todos los TLP practican la campaña de difamación. Algunos se muestran más "actuando" en conductas en las que se lastiman, como la auto-mutilación (con frecuencia de corte), intentos de suicidio, y sobre todo los comportamientos autodestructivos como el abuso de sustancias o comer en exceso. Van después a los demás con la intención de hacerles daño mediante la culpabilidad de la víctima por haberle provocado ese daño.

El TLP (abreviatura de "límite de la personalidad" o "Persona Borderline") es probable que haga falsas acusaciones extremas,  distorsiones y mentiras variadas para difamar y dañar a su o su ex pareja y otros objetivos.  El TLP también es probable que involucre a muchas otras personas en la campaña de distorsión. Muchos son participantes pasivos que quieran escuchar y creer las mentiras del TLP.  Otros que participan activamente en la difusión aún más o siendo testigos falsos de una demanda falsa.  El objetivo puede encontrar a docenas de personas, muchas de las cuales nunca había conocido aantes y repiten las mentiras del TLP. 
La intensidad emocional del TLP y la capacidad de jugar con las emociones de la gente  le hace ser el maestro de los manipuladores. 

La campaña de distorsión también tiende a dañar a muchas personas alrededor del TLP.  Situaciones de divorcio en el que a los niños se les enseña por un progenitor límite a odiar al otro progenitor basado en mentiras es muy común. Esto también se conoce como "alienación parental".

Debemos educarnos y educar a otros sobre el trastorno límite de la personalidad y actuar para mantener a las personas que sufren tlp y similares problemas de salud mental de dañar a otros. Es en el mejor interés de todo el mundo, víctimas de TLP, el TLP en sí mismo, y toda la gente alrededor de ellos, para que estas personas sean identificadas.  Una vez identificados, otros pueden ser protegidos de ellos y puede intentar conseguir que  tenga un tratamiento efectivo. Aunque los tratamientos actuales no pueden curar muchos de ellos, pueden aprender a controlar sus conductas destructivas, y hacer menos daño a los demás, y llevar vidas más felices ellos mismos. . Pero eso no va a ocurrir sin el conocimiento, identificación, y la voluntad para hacer frente a los problemas planteados por esta enfermedad mental.

martes, 26 de julio de 2011

Familiares de un TLP - Patrones

Hay una serie de patrones que representan muy bien la relación de familiares de un TLP como son:

Autoritario: Personalidad fuerte y poco flexible. Las cosas van bien mientras todo se haga según su criterio. Por lo general, toma decisiones sin acordarlas previamente con los demás miembros de la familia. Los problemas surgen cuando algún miembro de la familia, intenta opinar o cambiar alguna de las normas en la convivencia. Mientras el paciente es pequeño no suele haber problemas pero en el momento que comienza a cuestionarse el porqué de las cosas y querer dar su propia opinión o que se tenga en cuenta su criterio, comienzan los problemas. Una respuesta frecuente es: "Esto es así porque lo digo yo y punto". El paciente aprenderá que es mejor no protestar pues tendrá presentes las posibles consecuencias de los desacuerdos. Por ejemplo: paciente que quiere pasear al perro cuando llega del colegio. El padre no está de acuerdo y considera que sólo hay que sacarlo por la mañana y por la noche. El hijo intenta convencerle de que no pasa nada por sacarlo más veces. Al día siguiente, al llegar a casa no tiene perro; su padre se lo ha regalado a unos familiares. A partir de ahí "demostrará" que no dice las cosas por decir y que hay que hacerle caso. Reivindicar valores como tolerancia, libertad y respeto será impensable. Esta situación puede dar lugar a la indefensión aprendida o a que el resto de los miembros de la familia, intenten imitar este patrón (incluido el paciente). Si esto ocurre, es probable que se generen escaladas emocionales y conflictos muy intensos en la familia, en los que nadie estará dispuesto a ceder y en los que el coste psicológico y emocional será muy alto a la hora de llegar a acuerdos, aunque sean mínimos.

Controlador: Da lugar a "interrogatorios" incómodos y violentos en la familia. Los intentos de averiguaciones continuas pueden ser vividos por el paciente como falta de confianza hacia su persona y pueden "atacar" de manera directa su autoestima. "Cómo va a confiar en mí si soy un auténtico desastre". También puede ocurrir lo contrario, que el paciente cada vez se rebele más o se meta en más líos pero que no los comente en casa o incluso mienta, para evitar seguir siendo controlado. En ambos casos, el resultado es negativo y dificulta la comunicación.

Instigador y/o Presionador: Es muy fácil de detectar este tipo de interacción si nos fijamos en la manera de comunicarse del familiar "Él, lo que tiene que hacer es" y otras sentencias que transmiten explícitamente el sentido del deber y de la obligación en forma de imposición. El paciente puede percibir una gran impotencia cuando el familiar le dirige hacia metas que no puede alcanzar "si no apruebas todo con diez, no saldrás en todo lo que queda de año".

Negativista o "Quejica": contagia el ambiente familiar de un "halo" pesimista. Suele realizar enumeraciones desde un estilo centrado en quejas (y casi nunca en soluciones). Ej: "Me levanté, tuve que hacer el desayuno, tomar un café con una amiga, fui a dar un paseo, después tuve que ir a la compra; está todo tan caro: mira el Kilo de manzanas subió y … estoy agotada porque después tuve que hacer la comida para todos y es que nadie me echa una mano". Un aspecto muy curioso de este estilo es que por lo general, en el momento que alguien le propone ayuda o se centra en soluciones, las rechaza, desviando el tema hacia una nueva queja. Además, es frecuente que intente desanimar al paciente en su proceso para conseguir objetivos porque le transmite que nada compensa el "esfuerzo que hay que hacer para conseguir algo", le transmite que la vida es demasiado complicada y muy difícil de tolerar. De hecho, existe una gran desproporción entre el "sacrificio inmenso que el familiar le transmite que es necesario para conseguir una mínima cosa en esta vida" y la realidad de la situación.

Catastrofista: Muy similar al estilo anterior pero aún más extremo e intenso. Se trata de verdaderos expertos en anticiparse a consecuencias negativas, generalizando situaciones puntuales muy negativas cuya probabilidad de que se repitan en la situación presente, es casi nula (o muchísimo menor de lo que se transmite). "Quedé con una amiga para tomar un café pero llueve tanto y hace tanto viento que no voy a ir. A ver si va a empeorar aún más el tiempo y hay un huracán como pasó hace un año en Florida, que murieron 30 personas y aún no encontraron a muchas".
Otro ejemplo:
Paciente: "Me invitó un amigo a ir a la nieve con él"
Familiar: "Mejor que no vayas, está la carretera muy mal ¿No te enteraste del accidente que hubo de autobús por culpa del tiempo y un esquiador que se mató hace poco?", "algo me dice que si vas te puede pasar algo".
Es decir, transmiten al paciente miedo y la percepción de amenaza. Y esto es así, independientemente del objetivo que se plantee en la familia, lo que hace que muchas veces, el paciente paralice sus planes y tenga serias dificultades para relacionarse con los demás de manera natural sin estar "alerta" a todo lo que puede pasar. Este estilo de relación genera una gran inseguridad en el paciente que dudará acerca de cada propuesta que le planteen, anticipándose y temiendo lo peor (resultado del aprendizaje).

Pasivo-agresivo: a primera impresión la actitud es complaciente pero existe una agresividad latente. Es el familiar que curiosamente traspapela algo importante para el paciente. Por ejemplo: certificado necesario para pedir un traslado cuando se acaba el plazo y no hay forma de conseguirlo. Otro ejemplo: te deja el coche sin gasolina sin avisar. Cuando se le pregunta por eso curiosamente se ha despistado. Prepara tu plato favorito cuando el dentista te ha dicho que no puedes comer nada durante unos días. El paciente se puede sentir agredido pero no tiene "pruebas" que le permitan llegar a una conclusión certera. Este estilo interfiere en el paciente a la hora de discriminar las buenas o malas intenciones del familiar y le suele generar una gran confusión y un sentimiento de ambivalencia. Ej. No creo que lo haga a propósito si se supone que es mi madre y me quiere vs. Si me quisiera realmente se fijaría más y no me haría esto.
El "enrollado": Transmite una "libertad enmascarada". Se hace "colega" del hijo/a aparentemente dando todo tipo de facilidades. Le dice que puede salir y hacer lo que quiera siempre que "se lo diga" pero en realidad pretende conocer cada aspecto de la intimidad del paciente. Después se las arreglará para boicotear los planes del paciente sin que esté sea consciente de lo que está ocurriendo. Es una variante del controlador pero la apariencia es mucho más sutil y más difícil de percibir aunque no faltan las incoherencias implícitas ya que por un lado transmite una libertad "aparente" y por otro, esta intentando controlar, recurriendo al chantaje emocional y a presiones sutiles cuando no se siguen sus indicaciones. Ej. " Mi padre no me habla desde ayer porque le dije que en vacaciones me voy con un amigo. Creo que no se encuentra bien y que no se atreve a decirme que necesita que me quede, es tan bueno que sólo piensa en mí. He decidido quedarme". En definitiva, consigue sus objetivos generando confusión y sentimientos de culpa. El paciente se siente tan agradecido que inconscientemente está "obligado" a moverse por las necesidades del familiar frente a las suyas propias.

Chantajista emocional: Consigue sus objetivos haciendo que los demás se sientan mal, culpables, malos, desconsiderados o desagradecidos. Si sus propuestas son rechazadas sacará sus "mejores armas" hasta que sean aceptadas.

Familiar: "Os invito a comer fuera hoy sábado y pasamos toda la tarde juntos toda la familia"
Paciente: "Es que ya te dije ayer que mi pareja y yo quedamos para salir por la tarde"
Familiar: "dile que venga. A mí no me molesta"
Paciente: "Es que hicimos planes para ir al cine que le hace mucha ilusión ver una película que quitan hoy de la cartelera. Lleva semanas pidiéndome que vayamos pero como yo no me encontraba bien aún no pudimos ir"
Familiar: "Si crees que es más importante una película que tu familia, vete"
Paciente: "Le llamo y le digo que no voy"
Familiar: "Luego no me digas que yo no te dejé ir"

Este estilo genera en el paciente un gran sentimiento de culpa hasta el punto de ceder a y renunciar a sus planes ya que se transmite: "lo que uno hace, anula lo que uno siente o es". "Si voy al final al cine, no quiero suficientemente a mi familia o dejo de ser buen hijo".
Anticipatorio: Divaga sobre lo que sería bueno conseguir para un futuro, sermonea, se anticipa y se mueve por sus necesidades y preferencias, sin tener en cuenta las circunstancias específicas de la situación, del paciente y del resto de los familiares. Es frecuente que se anticipe tanto que se encargue de solucionar problemas que ni siquiera han surgido, manejando situaciones individuales de los demás miembros de la familia que les corresponderían a cada uno. De esta forma invalidan y restan eficacia a la autonomía personal del paciente transmitiendo la sentencia casi continua de "ya hice o ya resolví yo por ti" Ej. "Llamé a su amigo para decirle que durante un tiempo no le llame, que no va a poder salir porque necesita recuperarse". Es decir, tenderá a anticiparse a todo aquello que puede ocurrir y a intentar solucionarlo para que el paciente "vea todo lo que hace por él". Además en es un estilo que suele hacer uso de imperativos, sin dar margen a las opiniones ni deseos de los demás "lo que tienes que hacer es…" y que en muchas ocasiones da por hecho que las necesidades del paciente son las mismas que las que puede tener el familiar Ej. "Yo en su lugar también necesitaría un tiempo de reposo".

Evitador: Se caracteriza por mirar para otro lado justo cuando se le necesita. Intenta evadir los problemas o la toma de decisiones importantes. Siempre se las arregla para delegar estas responsabilidades en los demás miembros del sistema familiar.

Paciente: "Papá, estoy muy triste, no me encuentro bien"
Familiar: "Espera que ya le digo a tu madre que venga ahora mismo"
El paciente puede percibir un ambiente frío y una distancia que hace que intente complacer a este familiar. A veces incluso lo llega a idealizar pues nunca está presente en las situaciones difíciles. Este estilo de patrón suele inhibir la expresión de sus emociones o sólo las muestra cuando se siente presionado o "explota".

Cuidador/protector: En alerta ante cualquier dificultad de salud o para cubrir cualquier necesidad básica de su familia. El paciente percibe que "estar mal" significa tener a su disposición una atención constante. Este tipo de patrón refuerza la dependencia del paciente que inconscientemente puede acomodarse a que hagan todo por él. En el paciente, las repercusiones más directas son: miedos y ansiedad desproporcionada, ante cualquier situación nueva que requiera un mínimo de independencia o responsabilidad, dificultad para desarrollar su libertad y autonomía, dificultad en las relaciones interpersonales y el miedo a la mejoría.

Sobreimplicado: está pendiente de cada detalle. Atento a las necesidades del paciente y el resto de los familiares en todo momento. Suele dar prioridad a los demás e incluso puede dejar de trabajar y pedir bajas laborales para poder cuidar del paciente o de algún miembro enfermo.

Inestable: produciendo un efecto vai-vén similar al del paciente con trastorno límite. No tiene casi nada claro, a la vez que intenta transmitir (para autoconvencerse) que lo tiene todo claro. En realidad nunca se sabe cómo va a reaccionar o por dónde va a salir la persona con este patrón. El paciente puede haber aprendido e interiorizado mucho, acerca de este estilo predominante.

Políticamente correcto o "Queda bien": Con una doble moral. Por un lado, apoya al paciente, llevándole a sus citas, se encarga de las facturas, de alimentarle y de cubrir sus necesidades básicas. Pero cuando no hay "testigos" invalida al paciente. De esta forma el paciente no puede compartir lo que está ocurriendo, pues nadie le creerá o, si lo comparte, corre el riesgo de ser invalidado nuevamente y de quedar de mentiroso. En ocasiones el paciente puede llegar a confundirse hasta tal punto que cree que se ha vuelto loco o ha perdido la noción de lo que es real o no, generándole miedo e inseguridad.

Sumiso y/o dependiente: Acepta las propuestas sin cuestionarlas por miedo al abandono o a enfrentamientos. Puede estar bajo las "órdenes" o indicaciones de otra figura del sistema familiar con un estilo autoritario, sobreimplicado o narcisista entre otros. Aquí el paciente puede aprender por imitación y adoptar este mismo estilo. Incluso puede adoptar el estilo de la otra figura y unirse para despreciar al "débil".

Victimista: Es muy parecido al chantajista emocional en las formas en las que se manifiesta pero no tiene porque perseguir objetivos más allá de quejarse y de buscar un desahogo o que los demás le protejan, le cuiden o le hagan compañía. El familiar puede conseguir que alguien de su entorno inmediato esté muy pendiente de él, creando una dependencia. Por lo general, este papel lo asume el paciente que se hace responsable del cuidado del familiar "víctima" renunciando a necesidades propias.

Competitivo: Pretende establecer un nivel superior o privilegiado respeto a algún miembro de la familia. Son muy frecuentes las comparativas. Ej. "Yo me paso el día trabajando y llego a casa y tú en el sofá. No haces nada". Ejemplo : Madre que se cela desde que su hija es pequeña de la relación con el padre y se siente molesta cuando observa muestras de cariño entre ambos. Después, cuando la hija se convierte en mujer compite para ver quién está más atractiva, quién es más inteligente o más resolutiva, por ejemplo. A veces resulta una competitividad de lo más infantil (por ejemplo: competir por quien cocina mejor o hace los mejores postres). No es uno de los estilos más frecuentes pero en ocasiones nos lo encontramos y nos parece interesante mencionarlo.

Narcisista: Demanda valoraciones constantes de su entorno pero no responde recíprocamente. Es incapaz de atender a las necesidades de los demás y suele cometer negligencias por omisión de ayuda o de colaboración en la familia. El paciente siente que no puede contar con él, que no empatiza. Para que la relación esté equilibrada, el paciente ha de adular al familiar y estar pendiente de sus necesidades en todo momento.

Superficial o distante: Se centra en aspectos poco existencialistas y profundiza poco en las emociones. El paciente suele quejarse de falta de interés hacia su persona "Llamé a mi madre porque me encontraba fatal y me preguntó por el color de pelo que más le favorecía”, “le dije que me encontraba mal y me dio dinero para comprarme ropa".

Crítico: Frustra ilusiones y motivaciones. Se centra en "lo malo de lo bueno" y a veces lo generaliza. Se ilustra en el siguiente ejemplo:
Familiar: "¿Cuántas suspendiste?"
Paciente: "Aprobé todas menos una"
Familiar: "Siempre igual”, ¿Cuál suspendiste?"
Paciente: "Historia"
Familiar: "A ver déjame ver las notas. Y… en naturales,.. suficiente"
Paciente: "es que tengo 14 asignaturas"
Familiar: "¿Y qué? Que desastre si os piden lo mínimo de lo mínimo y aún así no hay forma de que apruebes. Con el nivel que tienen en ese instituto, tendrías que sacar todos diez"

Genera en el paciente expectativas inalcanzables y la sensación de que haga lo que haga nunca será suficiente para obtener una valoración.

Democrático: Con los límites bien claros puede ser un estilo ideal. El paciente puede percibir un referente estable en este familiar que respeta, al mismo tiempo que deja libertad sin invadir su espacio y con el que se puede compartir, negociar, cambiar opiniones sin perder las formas y en definitiva; se puede contar con él y sentirse entendido y apoyado.

En las primeras sesiones de terapia, estos rasgos o estilos predominantes no siempre son evidentes pero a medida que profundizamos en la forma en que se relacionan los miembros de la familia, encontramos patrones de relación que se repiten. Por lo general se llevan repitiendo durante años y a pesar de no ayudar a que la situación cambie o mejore, los siguen utilizando. Todos los estilos mencionados, a excepción del estilo democrático, suelen generar conflictos, tensiones, sufrimiento y discusiones. En definitiva no sólo contribuyen a que exista un ambiente tenso en casa, sino que interfieren en la posible mejoría que pueda conseguir el paciente y por lo tanto, la familia.

Además de lo anterior, nos encontramos patrones muy divergentes que transmiten incoherencia y dificultan el establecimiento de unos objetivos comunes entre todos los miembros de la familia. Los patrones de relación familiar divergentes, además de ser una fuente de conflictos familiares, generan confusión en el paciente y por tanto, más inestabilidad (tanto a nivel individual como familiar).

Por último, nos gustaría resaltar que aunque no hay una única forma de hacer las cosas, ni de transmitirlas de manera efectiva, sí hay una única manera de ayudar a que el entorno del paciente sea percibido por éste como estable; que se le transmita un mínimo de coherencia en el sistema familiar y que se cuiden las formas, pues aunque no siempre se puede pedir que un familiar siga determinadas pautas (por ejemplo reforzar los logros), sí podemos pedirle que suavice su manera de dirigirse al paciente (algo que beneficiará a todas las partes implicadas).

Dolores Mosquera / Psicóloga. Directora de los centros de psicología y logopedia LOGPSIC.
Laura Ageitos / Psicóloga y Terapeuta Familiar. Centro LOGPSIC.
Bibliografía:
“Más allá de lo aparente. Un acercamiento a los comportamientos, pensamientos y actitudes de familiares de personas con Trastorno Límite de la Personalidad”. Mosquera D., Ageitos L. Ediciones Pléyades S.A. 2005

FUENTE: http://www.trastornolimite.com/informacion/informacion-sobre-tlp/153-patrones-frecuentes-de-relacion-en-familiares-de-personas-con-trastorno-limite-de-la-personalidad

jueves, 2 de junio de 2011

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD EN EL CINE

  • Una mente asesina (2002) 



Sin saberlo, muchos de nosotros estamos familiarizados con el trastorno límite de personalidad. Ha afectado a algunos de nuestros famosos más queridos y personajes de ficción. Marilyn Monroe y la princesa Diana se dice que ambos han sufrido de ella, y Vincent van Gogh mostraba signos, así, dijo el Dr.
John Gunderson, director del Centro para el Tratamiento e Investigación sobre Trastorno Límite de la Personalidad del Hospital McLean en Massachusetts.

Todos estaban necesitados y físicamente daño a sí mismos: Diana tenía un desorden alimenticio, y Monroe y Van Gogh eran conocidos consumidores de drogas. Que la auto-destrucción es "muchas veces provocada por alguna experiencia de rechazo que sienten que alguien los va a dejar y se convierte en una acusación de ellos como una persona incapaz de ser amado, terrible", dijo Gunderson. "El abuso es una forma de castigar a los mismos y comunicar la necesidad de ayuda."

Peter Braunstein, quien eludió a la policía durante varias semanas después de presuntamente agredir sexualmente a una mujer onHalloween, también cuenta con exposiciones de la enfermedad, algunos expertos dicen. Cuando Van Gogh famoso le cortó la oreja, su acción puede haber sido impulsado por la tensión con su amigo y también pintor Paul Gauguin. "Tendía a formar estas relaciones en lugar exclusivo con una persona y se convertiría territorial, posesiva, celosa de su tiempo", dijo Gunderson.

En la película, ejemplos evidentes de la DBP es un depredador Glenn Close en "Atracción fatal", algunos dicen que Jessica Walter jugó un prototipo para el personaje de Close en la película de 1971 "Play Misty for Me". Tony Soprano es la televisión sobre todo antisocial, pero muestra los matices de la DBP, también, dijo Gunderson. "Su deseo de ser este buen padre y un buen modelo para sus hijos era parte de su identidad, al mismo tiempo que él estuvo involucrado en el asesinato y el caos." Pero Tony es más coherente en la forma en que concibe a sí mismo que la mayoría de las personas con TLP, dijo Gunderson. "La mayoría de las personas con personalidad límite realmente alternativo", dijo. "A veces se exagera lo buenos que son y otras veces se exagera lo malos que son, pero en ambos casos, no encuentran ningún tipo de estabilidad o coherencia a sí mismos."

    jueves, 26 de mayo de 2011

    TLP Y EL CODIGO CIVIL


     
    El Código Civil  determina en su art.200: “son causas de incapacitación las enfermedades o deficiencias persistentes de carácter físico o psíquico que impidan a la persona gobernarse por si misma”; en ese sentido ¿Cómo demostrarle a un juez que el joven que tiene delante y que parece tan cuerdo y lúcido, y que responde tan sensatamente a las preguntas que se le formulan, tan pronto como no esté en su presencia se volverá agresivo y violento hasta límites insospechados?.
     
        Sin duda es muy difícil convencer a un juez, cuando en la mayoría de los casos ni tan siquiera se puede convencer al psiquiatra que atiende a los TLPs cuando se hace un internamiento judicial a raíz de una crisis.
      La tendencia de dichos profesionales es la de sedar al TLP y mandarle a su casa, y si esto lo hace un médico, un juez lo tendrá mucho más fácil para mandarle también a su casa.
      Pero eso sí, sin sedarlo.
     
    Solicitemos se modifique el art. 200 o se haga una mención a estos casos cuyo progenitor tiene un trastorno de personalidad diagnosticada y se le obligue a ponerse en tratamiento, por lo tanto hasta que no esté controlado negarle las visitas con sus hijos o que éstas se realicen bajo control y supervisión de un profesional. 

    MEDIDAS JUDICIALES ANTE SENTENCIAS DE DIVORCIO CON TLP

    En los casos en los que el afectado no está dispuesto a someterse a un programa de intervención psicoterapéutico y psicofarmacológico por los servicios de salud metal y cuando se pone en riesgo la vida de terceras personas, las medidas que se deben tomar serán siempre de protección hacia estos últimos.

    Deberían haber medidas obligadas para intentar someter a estos pacientes a tratamiento psicoterapéutico ya que muchos de ellos realmente son conscientes de la necesidad, pero temen no ser capaces de mejorar.

    ACTUA

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    Borderline: The People vs. Eunice Baker es un documental de 2005 dirigido y escrito por Slawomir Grunberg.

    El documental cuenta la historia de forma cronológica, dejando y resolviendo dudas a medida que avanza.

    Trama

    Cuenta la historia de Eunice Baker (quien tiene un coeficiente intelectual entre 65 y 78)), y su juicio, por haber asesinado a un niña de 3 años de edad, Charlotte Kurtz, al que se encontraba cuidando. La encenrró en una habitación y subió el termostato de la misma a altos niveles que mataron a la niña.

    Pero ella sufre del trastorno límite de la personalidad, y hay evidencias que indican que la muerte fue un accidente. Fue sentenciada a 15 años en prisión por homicidio. Tras pasar 5 años en la cárcel su caso llegó a la Corte de Apelaciones del Estado de Nueva York, quienes redujeron el cargo a homicidio culposo, negligente, y no homicidio en primer grado, siendo liberada por su tiempo ya cumplido de 5 años.


    FUENTE: http://peliculassobrepsicologia.blogspot.com/2010/11/borderline-people-vs-eunice-baker-2005.html

    miércoles, 25 de mayo de 2011

    FACTORES DE RIESGO

    A.- Factores psicológico-ambientales y del entorno:
    · Vivencias traumáticas en la infancia
    · Comunicación emocional y regulación emocional inadecuada en la primera infancia
    · Actitudes extremas en la atención y guía educativa: negligencia o sobreprotección, incoherencia o falta de acuerdo entre los padres, rigidez o extrema benevolencia.
    · Invalidación ( respuesta inapropiada o extrema a la comunicación de experiencias privadas por parte del niño. Dichas experiencias pueden ser ignoradas, castigadas o minimizadas)
    · Adopción
    · Desestructuración familiar ( separaciones, enfermedades psiquiátricas o adicciones en los progenitores )
    · Deficiente o inexistente red de apoyo fuera de la familia
    B.- Factores biológico-Genéticos:
    · Problemas en el embarazo y parto, partos prematuros o complicaciones en el parto que podrían favorecer una vulnerabilidad emocional en el sujeto
    · Estrés psicológico en la madre durante embarazo y postparto ( niños no deseados, malos tratos o problemas de pareja, depresión post parto grave, no vínculo madre- hijo)
    · Vulnerabilidad emocional : disregulación del sistema límbico y de algunos neurotransmisores, disritmias en el EEG
    C.- Factores socio-culturales:
    · Sociedades de rápida modernización con un ritmo rápido y cambiante que no respetan la continuidad generacional y favorecen la immediatez e impulsividad sin garantizar vínculos seguros y estables.
    · Sociedades que no proporcionan a sus miembros normas claras y estables y que dejan al individuo a merced de sus decisiones no admitiendo la dependencia
    · Ambientes urbanos
     TEXTO SACADO DE LA ASOCIACION ACAI - TLP 
    ***************************************************************************

    PERFIL DEL MALTRATADOR:
    - El 35,5% tiene antecedentes penales
    - Un 38% tenga antecedentes psiquiátricos
    - El 86,8% de los reclusos por malos tratos muestra al menos un trastorno de personalidad.
    - Divorciados (59%), solteros (23%), casados (13,%) y viudos (3%)

    Trastorno agresivo de la personalidad y alcoholismo

    Este tipo de personalidad se caracteriza por su postura de oposición. Nunca están de acuerdo con los demás, se oponen, se irritan por cualquier cosa, discuten por nimiedades y con frecuencia tienden a la venganza de forma encubierta, son muy rencorosos.

    Podría tratarse de un mecanismo de defensa utilizado porque temen la autoridad y las normas, pero no encuentran otra forma de afrontarlo, que no sea la continua protesta y el mal humor

    Lamentablemente, el trastorno límite de personalidad (TLP) con frecuencia co-ocurre con otras enfermedades que repercuten en la salud mental. El alcoholismo es un trastorno que es común entre las personas con TLP.

    La prevalencia de alcoholismo en el TLP = BPD
    Hay una notable coincidencia entre los trastornos de abuso de sustancias y trastorno límite de personalidad. Un estudio encontró que alrededor del 60% de los pacientes en los hospitales psiquiátricos que han sido diagnosticados con TB también tienen un trastorno por uso de sustancias coexistentes (los síntomas y el curso de HTA y el trastorno por uso de sustancias se superponen). El trastorno por consumo de sustancias más común entre las personas con TLP es el alcoholismo. Se ha estimado que alrededor del 50% de las personas con TLP en los ámbitos de tratamiento hospitalario también alcohólicos.


    Efectos de Concurrentes Alcoholismo y BPD (
    BORDERLINE PERSONALITY DISORDER)
    Por desgracia, también hay evidencia de que las personas con tanto DBP y el alcoholismo tienen más dificultades en sus vidas y son menos sensibles al tratamiento que las personas que tienen sólo uno de los trastornos. Por ejemplo, las personas con alcoholismo y DBP tienen menos probabilidades de permanecer en el tratamiento de abuso de sustancias, con más angustia y pensamientos suicidas, y son más propensos a involucrarse en otras conductas adictivas (tales como atracones de comida o juego) que aquellos con el alcoholismo que no también tienen TLP.


    ¿Por qué el alcoholismo y la BPD (BORDERLINE PERSONALITY DISORDER) co-producen con tanta frecuencia?
    ¿Por qué las personas con BPD a menudo desarrollan el alcoholismo? 

     La mayoría de factores que, varias que explican la alta tasa de co-ocurrencia. En primer lugar, DBP y el alcoholismo pueden compartir procesos comunes de genética. Es decir, algunos de los genes que ponen a las personas en mayor riesgo de este trastorno pueden también crear un mayor riesgo de alcoholismo. Además, puede haber causas ambientales comunes para el alcoholismo para el TLP. Por ejemplo, las experiencias de maltrato en la infancia (como el abuso físico o sexual, o abuso emocional o negligencia), se han vinculado a ambos DBP y el alcoholismo.
    Pero, también puede haber otras razones para el vínculo entre el alcoholismo y la DBP. Las personas con TLP pueden utilizar el alcohol para disminuir las intensas experiencias emocionales que son el sello distintivo de la DBP. Debido a que las personas con BPD tienen emociones fuertes con frecuencia, el uso ocasional de alcohol puede llevar al abuso o dependencia.


    Obtención de ayuda para el alcoholismo y la DBP
    Si usted o alguien que usted está luchando con el alcoholismo y la displasia broncopulmonar, que necesitan para obtener ayuda. Estas dos condiciones no son fáciles de abordar solo. Estos recursos pueden ayudarle a encontrar ayuda:

        
    * Encontrar un Terapeuta
        
    * Diferentes tipos de profesionales de la salud mental
    También es posible que desee considerar la posibilidad de Alcohólicos Anónimos.
    Obtenga más información sobre el alcoholismo de About.com 's Guía de alcoholismo, Buddy T.
    Fuentes:
    MC Zanarini, Frankenburg FR, DB Hennen J, Reich, y KR de la Seda. "Comorbilidad del Eje I en pacientes con trastorno límite de la personalidad:. 6 años de seguimiento y predicción del tiempo de remisión" American Journal of Psychiatry, 161:2108-2114, 2004.
    FT Miller, T Abrams, R Dulit, y Fyer M. "Abuso de Sustancias en el Trastorno Límite de Personalidad." Revista Panamericana de Drogas y Abuso de Alcohol, 19:491-497, 1993.
    Morgenstern J, Langenbucher J, E Labouvie, y Miller KJ. "La comorbilidad de los trastornos de la personalidad y alcoholismo en una población clínica. Tasas de prevalencia y relación con las variables de tipología de alcohol" Revista de Psicología Anormal, 106: 74-84, 1997.Condiciones más relacionados

        
    * Trastorno de DBP y el Trastorno Bipolar
        
    * Trastorno de Estrés Postraumático
        
    * Depresión
      

    Entrevistas con el Dr. Manuel Jauregui - VIDEOS



    martes, 24 de mayo de 2011

    Cómo sobrevivir a un divorcio de una persona con Trastorno Límite de Personalidad

    Consejo # 1.  ¡Corre! No tolera el 'abandono'. Si usted decide divorciarse de ellos, no mostrar debilidad a ellos o que les hagan volver a estar con ellos, aléjate de su abuso.
    Consejo # 2 si está siendo agradable, ten cuidado. Un límite es siempre agradable cuando se están preparando para la huelga.  Tenga cuidado si son agradables, los pondrán en una posición de debilidad y  estarán ganando, mantenerse concentrado en su divorcio SIEMPRE y no caer en sus trampas.
     
    Consejo # 3.No estar a solas con ellos, los TLP son bien conocidos por la táctica de hacer falsas acusaciones de abuso sexual.  Nunca se ponga en una situación de ser atrapados por violación. Siempre asumir lo peor, por desgracia con un límite de la personalidad por lo general sucede lo peor.
     
    Consejo # 4. Esté preparado para proteger a sus hijos de un lavado de cerebro porque su expareja borderline les dirá cosas horribles a sus hijos de usted. Nunca debe decir nada malo acerca de su ex con sus hijos.
     
    Consejo # 5Utilice a su abogado todo lo que pueda. Los 'borderline' son mentirosos patológicos Ellos se quedan atrapados en sus mentiras.  Trate de comunicarse a través de correo electrónico en lugar de llamadas telefónicas, lo que mantiene las cosas más tranquilas y les obliga a poner por escrito sus mentiras que usted puede guardar como prueba.
     
    Consejo # 6.  Reglas, normas, reglas. Las reglas y la estructura de las normas es como kriptonita para un TLP. Sea cumplidora con las normas y no se doble ni caiga en sus provocaciones que darían 'oportunidades de ataque' a su expareja borderline  
    Si usted tiene hijos siempre tendrá una excusa de por qué no puede ver al niño.  Nunca le de el tiempo de cambiar su educación.  Muéstrele a su hijo que el TLP es poco fiable por sus propias acciones. Usted debe ser una roca para su hijo, recuerde que están forzados a tener el TLP en su vida para siempre. Sus hijos lo tienen mucho peor que usted.
     
    Consejo # 7. No ser invadidos. Probablemente intente provocar un incendio en su interior, que explote y utilice esa reacción de usted en su contra y/o para intentar quitarle la custodia de los niños. No lo haga!! Si recibe un mensaje o mail, respire hondo, piense en sus hijos y por quienes debe luchar, y si tiene que responder hágalo con monosilabos o frases cortas y escuetas pero claras. Un TLP pueden enviar cientos de mensajes de correo electrónico en un solo día para intentar volverle 'loco' o 'se rinda'

    FUENTE: http://ezinearticles.com/?How-to-Survive-a-Divorce-From-Someone-With-Borderline-Personality-Disorder&id=4105125

    TRASTONOS DE PERSONALIDAD Y CONSECUENCIAS SI NO SE CONTROLA

    El siguiente artículo fue escrito por el Dr. Joseph Carver, psicológo clínico de Ohio, a modo de folleto informativo gratuito para sus pacientes. Esperamos que le sea útil.

    Personas con Trastornos de la Personalidad:
    Controladores, Abusadores, Manipuladores y Personas que Usan a Otras en sus Relaciones

    Por Dr. Joseph M. Carver, Ph.D., Psicólogo

    ¿COMO SON?

    En las relaciones románticas, son aquellas parejas controladoras, abusadoras, manipuladoras quiénes no sólo pueden arruinar la relación, sino también nuestra autoestima, nuestras finanzas y nuestra reputación. Como padres, suelen ser quienes añaden la letra “D” a una Familia Disfuncional y ser la clase de padres que abusan, descuidan, ignoran, o dañan psicológicamente a sus hijos. Como amigos, pueden ser personas irresponsables, egoístas, no fiables, deshonestas, y con frecuencia, pueden crearle problemas importantes en su vida. Como vecinos, son aquellas personas que difunden rumores, rompen la armonía del vecindario y roban nuestra cortadora de césped. Como integrantes de una familia, son quienes se ocupan de ser siempre el centro de atención y mantener a toda la familia alborotada, o también, puede ser el hermano de 45 años de edad que nunca trabajó y continúa dependiendo económicamente de la familia. También pueden ser los hermanos o hermanas que intimidan y abusan verbalmente de los demás con su mal carácter y sus berrinches. En el caso de los compañeros de trabajo, pueden ser seres manipuladores, sin ética, deshonestos, o estar siempre dispuestos a dañar la imagen de los otros compañeros de trabajo con tal de alcanzar sus metas laborales. En la calle suelen ser delincuentes, embaucadores, estafadores y personas que usan a otras con el propósito de dañarlas y para luego desaparecer rápidamente de la escena y evitar ser detectados.

    Después de más de tres décadas de experiencia tratando a las víctimas, me ha quedado claro que la mayoría de las víctimas emocionales que he observado en la práctica clínica son, de hecho, víctimas de un individuo que padece un “Trastorno de la Personalidad”. Las personas con “Trastornos de la Personalidad” han estado presentes por muchos años. Durante varios siglos, los profesionales que trabajaron con todo tipo de personas reconocieron que algunos individuos claramente pensaban y actuaban de un modo diferente – es decir, en ausencia de sentimientos, actitudes, conductas e interacciones “normales”. En 1835, el Dr. Pritchard sugirió el término “insania moral” para reflejar el hecho de que, dichos individuos, si bien no eran considerados enfermos mentales según los estándares del momento, de todos modos presentaban importantes diferencias en sus conductas, su actitud, su ética, su moral, sus expresiones emocionales y el modo en que reaccionaban ante determinadas situaciones. A pesar de sus diferencias significativas (comparados con otras personas dentro de su cultura), el individuo mostraba poca angustia emocional o social.

    Las personas que sufren trastornos de la personalidad son personas que tienen extensos antecedentes de problemas de personalidad, problemas de conducta, dificultades emocionales y de relación. Se dice que este grupo de personas tiene un “Trastorno de la Personalidad” – es decir, un patrón perdurable de experiencias internas (estado de ánimo, actitud, creencias, valores, etc.) y de conducta (agresividad, inestabilidad, etc.), que es significativamente diferente de los patrones de otras personas que forman parte de su familia o cultura. Estos patrones disfuncionales son inflexibles e interfieren en casi todos los aspectos de la vida de esa persona. Estos patrones crean importantes problemas en su funcionamiento personal y emocional y, con frecuencia, suelen ser tan severos que llevan a un profundo malestar o a una importante limitación o deficiencia en todas las áreas de sus vidas. (Fuente: “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”, Cuarta Edición)

    Los trastornos de la personalidad se dividen en tres grupos de “categorías”.

    • Categoría A: las personas que padecen estos trastornos de la personalidad son individuos que tienen conductas atípicas y excéntricas. Las personalidades paranoicas, esquizoides y esquizotípicas están comprendidas dentro de esta categoría.

    • Categoría B
    : se trata de las personalidades que son altamente dramáticas, tanto en lo emocional como en lo conductual. Las personalidades antisociales, limítrofes o de trastorno límite de la personalidad (personalidad “borderline”), narcisistas e histriónicas pertenecen a este grupo.

    • Categoría C: son las personalidades que se caracterizan por ser ansiosas y miedosas. Las personalidades por evitación, dependientes y obsesivo-compulsivas caen dentro de esta categoría.

    Los destructores de relaciones – Categoría B
    Al tener en cuenta aquellas personas que generan mayor daño en las relaciones sociales y personales, podemos encontrar a los abusadores, manipuladores, “jugadores”, controladores, y perdedores, dentro de la Categoría B. Por esta razón, este artículo se centrará en las conductas asociadas con los trastornos de la personalidad comprendidos en la Categoría B.
    En la población general, el mayor número de trastornos de la personalidad cae dentro del grupo de la Categoría B. Las cuatro personalidades con “Trastornos de la Personalidad” que comprenden la Categoría B son:

    La personalidad antisocial – comprende un patrón dominante que ignora los derechos de los demás y las reglas de la sociedad. La personalidad antisocial abarca desde personas que son crónicamente irresponsables, que no brindan apoyo o son embaucadoras o estafadoras, hasta aquellas que tienen una total falta de consideración por los derechos de otras personas y comenten delitos, sin cargo de conciencia alguno, tales como aquellos delitos que involucran la muerte de las víctimas. En la práctica clínica, los individuos con una personalidad antisocial presentan un egoísmo casi absoluto y normalmente, exhiben un patrón de problemas de índole legal, mentiras y engaños, abusos físicos e intimidación, sin importarles la seguridad de los demás, sin interesarse por cumplir con los estándares normales de trabajo, apoyo o crianza, y sin mostrar remordimiento alguno.

    La personalidad limítrofe o trastorno límite de la personalidad – presenta un patrón dominante de estados de ánimo, auto-percepción y relaciones intensas e inestables. El control de los impulsos es altamente deficiente. Las características más comunes incluyen el pánico, el miedo al abandono, las relaciones sociales inestables, una imagen personal inestable, las conductas impulsivas o de daño personal, tales como la promiscuidad, el abuso de sustancias tóxicas y el consumo de alcohol, las ideas y los intentos recurrentes de suicidio, las lesiones auto-inflingidas y la auto-mutilación, los sentimientos crónicos de vacío emocional, la ira inadecuada e intensa y una paranoia transitoria.

    • La personalidad histriónica – tiene un patrón dominante que comprende una demostración emocional excesiva y una necesidad de atención importante. Los individuos con este tipo de personalidad son excesivamente dramáticos y con frecuencia, son percibidos por el público como el tipo de persona que se conoce como la “reina de los dramas”. A menudo son sexualmente seductores y muy manipuladores en sus relaciones.

    La personalidad narcisista – presenta una marcada preocupación por la admiración, la concesión de derechos y el egocentrismo. Las personas que tienen este tipo de personalidad exageran sus logros o talentos, tienen un sentido de “tener derecho”, carecen de empatía, interés o preocupación por los demás, les preocupan la envidia y los celos y tienen una actitud arrogante. Su sentido de “tener derecho” y su exagerada autoestima no guardan relación con la realidad de sus logros o sus talentos. Estas personas sienten que tienen derecho a recibir un tipo de atención especial, ciertos privilegios y ciertas consideraciones en los entornos sociales. Este sentido de “tener derecho” también produce la sensación de que tienen derecho a castigar a aquellos quienes no les muestran el respeto, la admiración o la atención que ellos exigen.

    Al encontrar víctimas de abuso físico y emocional, encontramos que las personas que padecen un trastorno de la personalidad ya estaban presentes en sus vidas, como una madre, un padre, un hermano, un cónyuge, una pareja o un familiar. La mayoría de los pacientes con dificultades relacionadas con su niñez encuentran que alguno de sus padres padecía un trastorno de la personalidad. En muchos casos, estas personas se han encontrado a sí mismas involucradas en una relación romántica, o en un matrimonio, con una persona que padece un trastorno de la personalidad. Otras personas descubrieron que estaban trabajando con compañeros de trabajo que padecían un trastorno de la personalidad, o también, un supervisor o un subalterno. Un grupo menor encontró que eran víctimas de las conductas severas de una persona con un trastorno de la personalidad, por lo que fueron víctimas de asaltos, robos, traumas o manipulaciones.

    Los trastornos de la personalidad están presentes entre el 10 y el 15 por ciento de la población adulta, siendo la Categoría B la que comprende, aproximadamente, el 9 por ciento de los casos, basado en datos de investigación. Con un porcentaje tan alto, es importante aprender a identificar a estas personas cuando se presentan en nuestras vidas. No lograr identificarlas puede representar un riesgo importante. Aunque la mayoría de nuestros contactos con una persona que padece un trastorno de la personalidad sean breves, cuanto más participen en nuestras vidas, más alto será el riesgo de sufrir un daño emocional, social y otros tipos de daños. Por esta razón, es útil identificar algunas de las características de las personas que presentan un trastorno de la personalidad.

    Los profesionales de salud mental han identificado diez tipos de trastornos de la personalidad, cada uno de ellos con su propio patrón de conductas, emocionalidad y síntomas. No obstante, personalmente he observado que todos los individuos que sufren trastornos de la personalidad que comprenden la Categoría B, tienen características esenciales que forman la base de cada trastorno de personalidad específico. Algunas de esas características esenciales son las siguientes:

    Egocentrismo: Con frecuencia oímos la frase “Se trata de mí”. Cuando tomamos decisiones, las personas saludables tienen en cuenta las necesidades y los problemas de los demás, al igual que los propios. Una persona con un trastorno de la personalidad sólo piensa en sus propias necesidades y preocupaciones. Pueden utilizar el dinero para cubrir las necesidades de su familia con el mero fin de satisfacer sus propios propósitos. Un hermano con un trastorno de la personalidad puede intimidar a sus padres ancianos para obtener dinero o manipular una situación legal para eliminar a sus hermanos del testamento. En la mayoría de los casos, si una persona con un trastorno de la personalidad se comunica con nosotros, establece ese contacto para satisfacer SUS propósitos, no los nuestros.

    Renuencia a aceptar la responsabilidad personal por su conducta: Las personas con un trastorno de la personalidad casi nunca aceptan su responsabilidad personal de sus conductas. Estas personas culpan a los demás, recurren a excusas, alegan malos entendidos y luego se describen como las víctimas de una situación en sí. Aquellos individuos que abusan físicamente de otros, de hecho, culpan a las víctimas del abuso o el ataque. A menudo, las víctimas oyen cosas como: “¡Ha sido tu culpa! ¿Por qué me has hecho enfadar?” Este aspecto de los trastornos de la personalidad resulta muy dañino, especialmente cuando quien padece el trastorno de la personalidad es uno de los padres. Ellos culpan a sus hijos por sus conductas abusivas, de descuido (negligencia o abandono) o disfuncionales. Se les dice a los niños que ellos son responsables por los berrinches, el consumo de alcohol o sustancias tóxicas, la falta de empleo, la pobreza, la infelicidad, (etc.) de los padres. Durante un divorcio, el padre que sufre un trastorno de la personalidad, con frecuencia culpa a sus hijos.

    • Auto-justificación: Las personas con un trastorno de la personalidad no piensan, ni razonan, ni sienten o se comportan con normalidad. Sin embargo, habitualmente justifican TODAS sus conductas. A menudo, su justificación proviene de la idea de que han sido víctimas de la sociedad o de otras personas y, por consiguiente, eso justifica sus conductas manipuladoras, controladoras, delictivas o abusivas. Una justificación común de los delincuentes es culpar a la víctima del delito que ellos han cometido, como cuando oímos: “Fue su culpa (culpa de la víctima) que recibió un disparo. Tendría que haberme entregado el dinero más rápido”. Los adultos saludables encuentran que es imposible razonar con una persona que padece un trastorno de la personalidad, ya que sus justificaciones son imposibles de comprender.

    Derechos: Las personas con un trastorno de la personalidad tienen un fuerte sentido de “tener ciertos derechos”, sienten que merecen respeto, dinero, fama, poder, autoridad, atención, etc. Algunos individuos sienten que tienen derecho a ser el centro de atención, y que cuando eso no ocurre, tienen derecho a crear un escándalo o un alboroto para lograr esa atención. Este derecho también genera la justificación de castigar a los demás por parte de la persona con un trastorno de la personalidad. Si usted viola alguna de sus reglas o no cumple con alguna de sus demandas, ellos se sienten con derecho a castigarle de alguna manera.

    • Emociones superficiales: Las personas saludables siempre se sorprenden y quedan perplejas ante el hecho de que una persona con un trastorno de la personalidad es capaz de desvincularse de una pareja rápidamente, continuar con su vida y mostrar muy pocas emociones, como el remordimiento o la angustia. Una persona con un trastorno de la personalidad puede hallar otra pareja inmediatamente después de una ruptura, generalmente, a los pocos días de la ruptura. Estas mismas personas también pueden desvincularse rápidamente de su familia y sus hijos. Pueden enfadarse con sus padres y no comunicarse con ellos durante años. Una persona con un trastorno de la personalidad puede abandonar a sus hijos, culpando al mismo tiempo a su cónyuge o pareja de su falta de apoyo e interés. Su capacidad de comportarse de esta manera se relaciona con las “emociones superficiales”. La mejor manera de pensar en las emociones superficiales es la de compararlas con tener un automóvil aceptable, por valor de $300.00 (192 euros). Usted ha realizado una inversión pequeña en el automóvil y mientras éste funcione bien, usted no tendrá quejas. Usted se toma el trabajo de mantener el vehículo, siempre que los gastos de mantenimiento sean bajos. Si se vuelve caro mantenerlo, debido a problemas mecánicos, es más económico abandonarlo y comprar otro automóvil de $300.00, que funcione bien. Así, si recorre una larga distancia, decidirá dejarlo atrás porque llevarlo consigo le resultará más costoso. Una persona con un trastorno de la personalidad tiene emociones superficiales y, con frecuencia, ve a las personas que le rodean como automóviles de $300.00. Su inversión emocional en los demás es mínima. Si el padre es muy problemático, rápidamente le deja de lado. Si los padres critican su conducta, entonces finalizan su relación con ellos… hasta que necesite algo.

    • Moral circunstancial
    : Una persona con un trastorno de la personalidad se enorgullece en ser capaz de “hacer lo que tiene que hacer” para satisfacer sus demandas y sus necesidades. Posee escasos límites personales o sociales y, en los casos más severos, no se siente obligada por la ley y no duda en participar en actividades delictivas, si fuera necesario. El lema de una persona con un trastorno de la personalidad es: “el fin justifica los medios”. La moral circunstancial crea conductas bastante extremas y muchas personas que padecen un trastorno de la personalidad, no dudan en lastimarse a sí mismas o a los demás, con tal de satisfacer sus necesidades. Aquellas acciones que frecuentemente se perciben como manipuladoras son las herramientas del oficio de una persona que padece un trastorno de la personalidad, e incluyen la mentira, la deshonestidad, las estafas, la intimidación, las confabulaciones y las actuaciones. Muchas personas con trastornos de la personalidad son verdaderos “camaleones sociales” y luego de evaluar a una víctima o pareja potencial, modifican su presentación para que resulte más eficaz. Las personas con trastornos de la personalidad severos no dudan ni un instante en lastimarse a sí mismas y se inflingirán cortes, tomarán sobredosis, amenazarán con suicidarse o se dañarán a sí mismas con el objeto de retener a su pareja a través de la culpa y la obligación.

    Narcisismo y vidas fútiles
    : Los trastornos de la personalidad tienen una fuerte influencia sobre el estilo de vida del individuo. Con frecuencia, las personas con los trastornos de la personalidad de la Categoría B llevan una doble vida – una “vida real” y una vida imaginaria que presentan a los demás y que está plagada de excusas, verdades a medias, engaños, decepciones y estafas, mentiras, fantasías e historias preparadas con un propósito específico. Los abusadores físicos que fueron separados legalmente, y por la fuerza, de sus hijos y cónyuges elaboran historias dónde los familiares políticos conspiraron con la policía para separarlos de sus hijos, a quienes aman profundamente. Su encarcelación suele interpretarse como: “Yo me hice cargo de la culpa de mi amigo para que él pudiera continuar trabajando y apoyando a su familia”. Uno de los principales hallazgos dentro de los trastornos de la personalidad ha sido una vida fútil – esto da cuenta de un talento y un potencial increíbles, pero una vida muy pobre por lo que refiere al éxito social u ocupacional. Es una vida llena de excusas y engaños. Los “perdedores o fracasados”, narcisistas y antisociales, a menudo prometen cruceros románticos que nunca se concretan, o tienen alguna razón por la cuál su pareja necesita colocar a su nombre el automóvil que compró. Sus vidas suelen estar acompañadas de irresponsabilidad económica, desempleo crónico, problemas legales y situaciones de vida inestables dentro de su comunidad. Sus conductas, por lo general, agotan emocionalmente a quienes les rodean – algo que las personas con un trastorno de la personalidad explican con la frase: “Mi familia y yo no nos llevamos bien”. Podemos estar seguros que, sin importar el tipo de situación que esté presente en la “vida real” de una persona con un trastorno de la personalidad, siempre habrá una excusa que la justifique.

    • Disturbio
    social: Nunca existe una relación tranquila, pacifica o estable cuando nos vinculamos con aquellas personas que sufren algún trastorno de la personalidad de la Categoría B. Su necesidad imperiosa de ser el centro de atención y controlar a todos los que le rodean aseguran un estado de drama, agitación, discordia y angustia, casi permanentes. Un individuo con un trastorno de la personalidad crea dramas y alborotos en casi todas las circunstancias sociales. Los días festivos, las reuniones familiares, las salidas dentro de la comunidad, los viajes y hasta las compras son convertidos, frecuentemente, en una pesadilla social. Las personas con un trastorno de la personalidad también generan disturbios en su sistema familiar. Son el centro de enemistades, rencores, malos sentimientos, celos y diversos problemas. Si usted tiene un familiar al que le disgusta ver llegar a una reunión o una cena familiar – probablemente esa persona tenga un trastorno de la personalidad.

    La manipulación como una forma de vida: Para satisfacer nuestras necesidades emocionales, sociales y personales cotidianas, las personas saludables contamos con una diversidad de estrategias que empleamos como: tomar acción personal, solicitar algo a alguien con cortesía, hacer tratos, ser honestos, etc. Las personas sanas también usan la manipulación como una de sus muchas habilidades sociales – como comprarle a alguien un presente para que se sienta mejor, hacer comentarios o dar indicios de que se desea algo, etc. En el caso de las personas con un trastorno de la personalidad, a pesar de las diversas estrategias sociales disponibles, la manipulación es su método preferido para obtener lo que desean o necesitan. Las manipulaciones de una persona que padece un trastorno de la personalidad – combinadas con sus emociones superficiales, su sentido del derecho y su egocentrismo – pueden ser extremas. Para lograr sus metas y objetivos, las personas con una personalidad antisocial suelen amenazar, acosar, intimidar y atacar a quiénes les rodean. Las personas histriónicas pueden crear situaciones dramáticas, amenazar con dañarse a sí mismas o causar un escándalo social. Las personalidades narcisistas pueden enviar a la policía o una ambulancia a su hogar si usted no responde a sus llamadas telefónicas, utilizando el pretexto de que estaban preocupadas por usted. Su verdadero objetivo es el de asegurarle que sus llamadas telefónicas DEBEN ser respondidas o pagará las consecuencias. Las personalidades limítrofes o “borderline” pueden dañarse a sí mismas en su presencia. En una relación con una persona que sufre un trastorno de la personalidad nos enfrentamos constantemente con una colección de patrones o esquemas, situaciones, manipulaciones e interacciones que tienen un propósito subliminal… su propósito personal.

    La brecha entre lo que se dice y lo que se hace: Conocemos a las personas a través de dos demostraciones de su personalidad – lo que dicen y lo que hacen. Una persona honesta tiene charlas, conversaciones o hace promesas que coinciden con sus conductas casi el 100% de las veces. Si le pide dinero prestado y le asegura que le devolverá el dinero el viernes, y luego se lo devuelve el día viernes, usted está frente a una persona honesta. Conforme observamos estas coincidencias con frecuencia, podemos entonces confiar más en esa persona en el futuro. Cuanto más grande sea la brecha entre lo que una persona dice o promete y lo que esa persona hace, mayores son las posibilidades de considerar a esa persona como deshonesta, no confiable, irresponsable, etc. Debido a las emociones superficiales y la moral circunstancial, que se observan con frecuencia en las personas con un trastorno de la personalidad, la brecha entre lo que ellas dicen y hacen puede ser muy grande. Las personas con un trastorno de la personalidad suelen asegurar a sus cónyuges que los aman, mientras mantienen una relación extramatrimonial al mismo tiempo; pueden pedir dinero prestado sin intención de devolverlo; prometer cualquier cosa sin intención de cumplir sus promesas; y asegurarle que son sus amigos, mientras se dedican a divulgar rumores maliciosos acerca de su persona. Como regla: juzgue a una persona por su conducta, más que por lo que dice o promete.

    Padres disfuncionales: Normalmente, algunas personas con un trastorno de la personalidad suelen ser padres. No obstante, suelen ser padres disfuncionales. Los padres que sufren un trastorno de la personalidad a menudo ven a sus hijos como una carga que les impide alcanzar sus metas personales, suelen sentir celos por la atención que reciben sus hijos, suelen competir con sus hijos mayores y, con frecuencia, intentan satisfacer sus metas personales a través de sus hijos. Los padres con un trastorno de la personalidad controlan a sus hijos a través de la manipulación, preocupándose muy poco acerca de cómo su método de crianza influirá, posteriormente, en la vida y en la personalidad de sus hijos. Los padres que sufren un trastorno de la personalidad suelen ser hipercríticos, dejando al niño con el sentimiento de que es incompetente o que no tiene valor como persona, que no merece nada. En casos extremos, los padres antisociales comenten delitos como descuidar, abusar o explotar a sus hijos y, por lo general, les enseñan a convertirse en delincuentes. Los padres delincuentes a menudo usan a sus hijos para robar o transportar drogas con el fin de evadir cargos penales como adultos, permitiendo que los niños enfrenten los cargos legales. Los cónyuges con un trastorno de la personalidad suelen tener celos de la atención que su pareja les brinda a los niños en el hogar y, con frecuencia, los niños son el blanco de abusos verbales debido a sus celos. El narcisismo y las emociones superficiales de un padre con un trastorno de la personalidad dejan a los niños sintiéndose no amados, no queridos, no merecedores de nada y no apreciados.

    EL COMPORTAMIENTO

    Cuado analizamos las emociones, las actitudes y las conductas de una persona con un trastorno de la personalidad, eventualmente comenzamos a cuestionarnos: ¿Estas características son calculadas e intencionales o son conductas inconscientes que no están bajo su control? Cuando trabajamos con personas con trastornos de la personalidad, vemos ambas cosas. Por ejemplo:

    Actitudes: La mayoría de las actitudes observadas en las personas con trastornos de la personalidad provienen de muchos años atrás y han estado presentes desde sus años de la adolescencia. Culpar a otros es una característica típica de una persona con un trastorno de la personalidad y después de haber creído esto por muchos años, las personas con un trastorno de la personalidad realmente no creen que ellas sean responsables de sus conductas – incluso en el caso de las conductas delictivas. Estos individuos han re-pensado, re-elaborado y excusado su comportamiento al punto de no lograr comprender que éste constituye un denominador común a todos sus problemas. Los delincuentes sentenciados por delitos que van desde el robo de automóviles hasta los homicidios, tienen todos, una actitud similar: “la encarcelación es injusta”. Ellos ni siquiera tienen en cuenta a las víctimas como un factor de sus delitos, en absoluto. Por esta razón, aquellas personas que sufren un trastorno de la personalidad tienen una comprensión muy pobre de que sus actitudes arruinan sus propias relaciones. Las víctimas le asegurarán que tratar de explicarle a una persona con un trastorno de la personalidad una situación normal o saludable, es algo casi imposible.

    • Relaciones deficientes
    : Las personas con un trastorno de la personalidad desarrollan maneras deficientes de relacionarse con los demás, a lo largo de muchos años. Estas maneras deficientes de relacionarse, eventualmente se convierten en su única manera de relacionarse con los otros. Lo que tuvo origen en su niñez hace que, en su vida adulta, sólo conozcan una manera de relacionarse con los demás a través de la intimidación, las amenazas, la ira, la manipulación y la deshonestidad. Este estilo social defectuoso continúa, incluso cuando quienes le rodean tienen buenas habilidades sociales, son personas que se preocupan por los demás, aceptan a los demás y son afectuosas.

    Conductas circunstanciales: La justificación de sus conductas a través de estas actitudes que tienen varios años, puede ser muy calculada en las personas con un trastorno de la personalidad; estas personas pueden tener determinadas intenciones y ser manipuladoras en sus relaciones con los demás. Sus habilidades de toma de decisiones, sus estrategias para enfrentar problemas y sus manipulaciones suelen estar bien planificadas con el fin de poder cumplir con sus propósitos. Financieramente, pueden obligarlo a usted, de manera legal e intencional, a pagar por sus deudas. Pueden robarle dinero, justificando esa conducta con excusas como: “Corté el césped durante tres años, me lo merecía”. Esta combinación de actitudes de muchos años y conductas calculadas son lo que hacen de una persona con un trastorno de la personalidad un ser peligroso en cualquier relación interpersonal.

    VICTIMAS DE UN BORDELINE

    En una relación con una persona que padece un trastorno de la personalidad, hay varias verdades básicas presentes: Las mismas incluyen lo siguiente:

    1. La víctima que mantiene una relación con una persona que tiene un trastorno de la personalidad no creó ese trastorno de la personalidad. Muchas personas que sufren un trastorno de la personalidad culpan a la víctima de sus ataques, sus mentiras, su mala conducta, sus engaños e intimidaciones, etc. En realidad, la persona que padece un trastorno de la personalidad exhibe esas conductas, independientemente de que la víctima esté presente o ausente. Las víctimas no provocan ser atacadas, simplemente se han involucrado con una persona abusadora.

    2. Si la víctima cambia su conducta, la conducta de la persona que sufre un trastorno de la personalidad no varía. Muchas víctimas se vuelven supersticiosas y sienten que pueden controlar la conducta de una persona con un trastorno de la personalidad, cambiando su propia conducta. Ésta puede ser una solución pasajera, lo que sólo significa que ahora la víctima sólo estará satisfaciendo las demandas de la persona que padece un trastorno de la personalidad. Cuado la persona que tiene un trastorno de la personalidad se siente justificada, vuelve a su comportamiento habitual sin importarle los cambios de conducta de la víctima. Amar a los tiburones no nos protegerá, si nos encontramos sangrando dentro de un estanque lleno de tiburones.

    3. Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente que viene desde hace muchos años atrás. El tiempo no cambia este tipo de personalidades. Si su madre o su padre padecían un trastorno de la personalidad durante su infancia, al regresar al hogar después de veinte años, usted encontrará que sus viejas conductas siguen igual, como en su mejor momento.

    4. Casarse, tener un bebé, irse a vivir con este tipo de personas, etc., de hecho, empeora su conducta disfuncional. La presencia de estrés exagera y amplifica las características normales de nuestra personalidad. Las personas mentalmente saludables, pero tímidas, se vuelven más tímidas cuando están bajo estrés. El estrés o la tensión que generan las responsabilidades adicionales, en realidad, incrementan las malas conductas de una persona con un trastorno de la personalidad.

    5. Cuando estamos involucrados, de alguna manera, con una persona que tiene un trastorno de la personalidad – ya sea nuestra pareja, nuestros padres, nuestros hijos, nuestros hermanos, o nuestros amigos, etc., no sólo debemos reconocer sus conductas, sino también desarrollar una estrategia para protegernos. Muchas de nuestras estrategias necesitan centrarse en proteger nuestra estabilidad emocional, nuestras finanzas y nuestras otras relaciones. Como padres, si nuestro hijo o hija adultos padecen un trastorno de la personalidad, debemos protegernos de las conductas que puedan poner en peligro nuestra vida y estilo de vida. Como hijos de un padre con un trastorno de la personalidad, a menudo debemos proteger a nuestra familia inmediata y a nuestros hijos de las malas conductas de nuestros padres.  

    Es importante recordar que, para las personas con un trastorno de la personalidad, SU propia supervivencia y bienestar es su prioridad – no así, la salud o el bienestar de quienes le rodean.


    EN RESUMEN:

    A medida que vamos viviendo nuestras vidas, nos encontramos con una diversidad de personas. También establecemos diversas relaciones con los demás, tales como las que establecemos con los miembros de nuestra familia, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros amigos y con personas que nos resultan familiares. Las relaciones saludables parecen establecerse del mismo modo – comprenden características de respeto, preocupación e interés por los demás, afecto, colaboración, honestidad, metas compartidas, etc. Una relación establecida con una persona que padece un trastorno de la personalidad es algo totalmente diferente. Ese 9 o 10 por ciento de los adultos que padecen un trastorno de la personalidad de la “Categoría B” pueden crear importantes dificultades en nuestras vidas. A menudo, durante breves contactos pueden causarnos problemas – como el tío que es un embaucador o la cuñada que nadie tolera en las cenas de las fiestas. Por consiguiente, cuando les permitimos participar en nuestras vidas, las personas que padecen un trastorno de la personalidad rápidamente toman el control de la situación y nuestras vidas pasan a centrarse en sus necesidades, demandas y objetivos. Para alcanzar sus objetivos egocéntricos, las personas que tienen un trastorno de la personalidad se convierten en controladores, abusadores, manipuladores y usan a otras personas en sus relaciones. La identificación temprana de aquellas personas que crean relaciones no saludables puede ahorrarnos muchos años de dolores de cabeza, como también evitarnos un daño a nuestra personalidad, nuestra autoestima, nuestras finanzas y nuestros estilos de vida.


    Así pues debe ser SIEMPRE contemplado y tomado en cuenta en divorcios (normalmente contenciosos y/o con violencia domestica) para proteger sobretodo a los hijos que probablemente serán utilizados como arma hacia sus exparejas como 'venganza' y manipulación.

    Para ello debe ser un deber de obligación que los equipos psicosociales de los Juzgados de Familia, los Puntos de Encuentro, los Fiscales y Jueces, conozcan bien y cumplan con el deber de anteponer el bienestar de los hijos a cualquier Ley de Divorcio en temas de Custodias y regimen de visitas.